jueves, 19 de marzo de 2015

BUSCANDO EL PERDON DE LOS PROCERES


 Tras el auto desestimatorio del Dr. Rafecas, fruto de un extraordinario trabajo que le demandó miles de horas de paciente escucha, cabe esperar que la Sra. Presidente disculpe al Dr. Nisman por haberla acusado, haciéndole llegar sus sentidas y demoradas condolencias a sus hijas.

 Porque si el heroico Lagomarsino, -que bien pudo ser detenido, incomunicado e indagado de no haber tenido la fortuna de denunciar el préstamo del arma a la Dra. Fein-, manifestó que perdonaba a quien le pidió su calibre 22 para defenderse de un anunciado atentado terrorista, quedando también así ambos expuestos a un atentado contra el honor promovido por un senador y un carnicero oficialistas, bien puede la primera magistrada seguir su ejemplo de grandeza…

 Quizá semejantes lecciones, iluminen también nuestro camino en la búsqueda del perdón de quienes gobiernan la República de Irán, a la que hemos acusado por los dos atentados más graves de nuestra historia especulando con que hayan elegido a nuestro país como blanco, por algún aporte o vuelto no retribuido por el gobierno del entonces Presidente Menem.

 Y si de subsidiar campañas electorales se trata, también deberíamos exhibir arrepentimiento por haber hostigado al Sr. Antonini Wilson cuando ingresaba maletas, hasta que una funcionaria buscadora de fama no dejó pasar una.

 Porque también gracias a Venezuela logramos cancelar la deuda con el FMI que devengaba el 2% de interés anual, para contraerla con nuestro nuevo aliado a una tasa siete veces mayor, pero que nos quitó de encima los controles de ese organismo.

 Tal gratitud debiera ahora hacerse extensiva al presidente Maduro, quien nada nos reclama a pesar del hambre de su pueblo que se rebela en lugar de inmolarse por los firmes ideales de un mandatario, cuyos niveles de sabiduría y espíritu democrático son semejantes a los del recordado Idi Amin Dada.

 Es entonces que debemos revalorizar a las “relaciones carnales” que han sabido imaginarse en aras de que el magnicidio quede impune, o materializarse a través de subsidios electorales, préstamos leoninos, o mediante un pacto de entendimiento en el que han también intervenido otros “próceres todo terreno” como D’Elía o Esteche, pero que según el juez Rafecas no ha configurado delito.

 Porque muy seguramente él habría indagado en Teherán a los sospechosos y, con la ayuda de Berni y de los eficaces y leales custodios de Nisman los habría traído esposados para reafirmar nuestra soberanía, que sólo en la fértil imaginación de millares de denostados “golpistas blandos”, entre los que me incluyo, pudo verse cercenada al pasar de ser un proyecto impulsado desde la clandestinidad, a una ley que consumó el más espurio y artero encubrimiento ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario