En 2003, apenas asumió Nestor Kirchner, impulsó a la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados para que promueva la destitución de la mayoría de los ministros de la Corte Suprema. Fue para evitar la sentencia dolarizadora de los depósitos en el Caso Lema, quien gracias a esa maniobra falleció sin recuperar su patrimonio por que con la acefalía de la Corte, Nestor Kirchner evitó ese fallo.
El ataque a los ministros comenzó por el Dr. Carlos Fayt –
que nada tenía que ver con la denominada
mayoría automática, pero que siempre fue blanco del Kirchnerismo - quien tuvo
la defensa pública de Elisa Carrió, que entre otros derrumbó su enjuiciamiento.
Siguieron después con los enjuiciamientos de los ministros Julio Nazareno, Eduardo Moliné O'Connor, Guillermo Lopez y Adolfo Vazquez.
Kirchner logró así las vacantes por renuncia o
destitución, con juicios políticos fundados en la sentencia en el caso ''Meller'', en el que esos ministros
reiteraron un precedente pacífico de la Corte: que no era Tribunal de Alzada
ante un fallo de un Tribunal Arbitral, lo cual no justificaba esos
enjuiciamientos.
Fueron juicios políticos para desarticular a esa Corte,
basados entonces en causales falsas, y bajo el imperio de Cristina Kirchner por
entonces Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, se
violaron los principios de defensa y las normas del debido proceso. Así
lograron las vacantes para que ingresaran los por entonces nuevos ministros Raul
Zaffaroni, Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de
Nolasco y Carmen Maria Argibay.
Pero esa nueva Corte, por el fallecimiento de Petracchi y
Argibay, y la renuncia de Zaffaroni, no le garantiza impunidad a la actual Vicepresidente.
Buscan por ello ahora, con una ley en lugar de juicios políticos ilegítimos,
otra renovación que sería la segunda desde que Cristina Kirchner está en el
poder.