viernes, 25 de noviembre de 2016

En su adiós sólo un reproche, Maestro Fayt…



Es irrelevante que lo haya conocido en mayor medida  a través de sus fallos, de sus reflexiones o de sus libros. Porque la coherencia también acompañó a sus señales y gestos, y aún a los cambios de criterio que la dinámica de su amado País exigían.
Como cuando calificó como una “celada” a la ley de intangibilidad de los depósitos previa a su acorralamiento y pesificación, para concluir en que la imposición de Boden no era jurídicamente válida como sí lo había sido a su criterio la de los Bonex, derivación del fallo “Peralta”  que Ud. redactó en una conyuntura del país y del sistema financiero diferentes.
Y así se desató la ira  del gobierno provisional de Duhalde, que lo recusó sin éxito con argumentos demasiado pueriles.
Porque Usted defendía a capa y espada a sus convicciones, de la misma manera en que lo había hecho con sus  disidencias contra los decretos de Menem, disipando así cualquier suspicacia sobre algún inexistente involucramiento en la contienda.
Esa independencia de la Justicia que siempre defendió, como pilar fundamental del sistema republicano,  iba más allá de que sus votos tradujeran a sus posturas en  éxitos o fracasos, resultados a quienes no dudaba en calificar como “los dos más grandes impostores…”
Y así fue como fiel a sus palabras, jamás renegó de su destino emparentado con ser ejemplo de honestidad,  sabiduría y valor al momento de decidir, aunque más no fuera vertiendo “una gota de cordura en medio de un mar de locura”.
A esa muralla inquebrantable que levantó a través de la razón, también intentaron derribarla los dos últimos presidentes y sus aduladores . Porque Néstor Kirchner, a días de asumir, inició en Usted la persecución a los miembros de la Corte, bajo la mendaz excusa de que lo estaban extorsionando con un fallo dolarizador, para tener que  virar en su discurso  destituyente hacia la caza de otros Ministros, utilizando otras causales absurdas.
Tan infructuoso pero mucho más  indignante, fue el ataque  a su  lucidez por parte de Cristina Fernandez con otra parodia de Juicio Político que se abortó apenas concebida, desatino que culminó con Carlos Kunkel condenado por el INADI al discriminarlo a raíz de su edad, en lo que fue mi pequeño logro y homenaje en la última etapa de su vida pública,  de la que se despidió con una renuncia que fue más que eso: fue su última obra maestra…
Querido Doctor Fayt: ante el gran  honor de haberlo conocido,  mis palabras resultan insignificantes. Y justamente allí es donde cabe un único reproche: el que su humilde grandeza, haga sentir tan pequeños a aquellos que tuvimos semejante privilegio.
 Hasta siempre…

Fabián Bergenfeld

No hay comentarios:

Publicar un comentario